Nueve de cada diez incendios forestales son provocados por el hombre

La región del noroeste de México es un ambiente propicio para los incendios forestales, que en la mayoría de los casos son producto de la acción del hombre, ya que de diez incendios que se registran, nueve son provocados por el ser humano, compartió José Saturnino Díaz.

El investigador de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), detalló que, derivado de los cambios estacionales que cíclicamente se desarrollan en el planeta, como es la llegada de la primavera, que trae como consecuencia la disminución de concentración de humedad en el medio ambiente, se crea el contexto propicio para la pérdida de follaje en la vegetación, lo que conlleva que acciones provocadas por el hombre desencadenen este tipo de desastres.

A partir del mes de mayo estamos en el periodo de incendios forestales, y producto de la vegetación que predomina en el noroeste de nuestro país es del tipo caducifolio, bosque espinoso, esta vegetación a finales del invierno, a partir de la primavera y parte del verano producen mucho follaje seco, de tal manera que se conjunta con la escasez de humedad  y  se vuelve un ambiente propicio para que cualquier chispa que se produzca en el medio natural pueda convertirse en un factor que detone un incendio forestal”, expuso.

Especificó que no todo es nocivo y que la naturaleza tiene una connotación de este tipo de forma natural, lo que se conoce como roza, tumba y quema, un proceso para la reapertura de los suelos para cultivos de temporal, que consiste en delimitar un espacio de suelo para prenderle fuego tomando en cuenta la dirección de los vientos que van dispersando las cenizas que contienen ciertos nutrientes.

El investigador llamó a aquellos que visitan la naturaleza, a evitar dejar colillas de cigarro encendidas, además de mitigar perfectamente con tierra y agua las fogatas que hacen al visitar los bosques.

Para finalizar señaló que la sequía año con año se agudiza, y que los seres humanos aún no han aprendido a administrar este recurso, donde las ciudades cada vez crecen y exigen mayor disponibilidad del vital líquido, de tal manera que este recurso está por llegar a un límite en el que empieza a demostrar una reducción bastante drástica.

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