Además de estos descubrimientos, en un estudio publicado en 2019 por un equipo de la Universidad de Tohoku, en Japón, se analizó retrospectivamente a pacientes con tumores avanzados que recibieron tratamiento de quimioterapia, comparando aquellos que también tomaron antibióticos para prevenir o tratar una infección existente. Los resultados mostraron que los pacientes que recibieron antibióticos respondieron mejor al tratamiento.
Aunque este estudio no examinó la presencia de bacterias en los tejidos cancerosos de los pacientes, los investigadores especularon que los antibióticos podrían haber eliminado las bacterias asociadas con el tumor, las cuales podrían haber interferido con el tratamiento del cáncer. Estos estudios brindan indicios prometedores sobre los mecanismos que ocurren dentro de los tumores.
Ahora, Straussman y su equipo tienen la esperanza de aprovechar estos conocimientos en un ensayo clínico con pacientes que padecen cáncer de páncreas y que no respondieron satisfactoriamente al tratamiento de primera línea. En dicho ensayo, administrarán a los pacientes un antibiótico dirigido contra la Gammaproteobacteria, en combinación con gemcitabina, para evaluar si el antibiótico mejora los resultados del tratamiento.
¿Cómo actúan las bacterias y microorganismos en el cuerpo?
Las bacterias y los microbios juegan un papel crucial en el cuerpo humano. Nuestro cuerpo alberga una gran cantidad de bacterias y otros microorganismos en diferentes partes, como la piel, los intestinos, la boca y el sistema respiratorio. Esta comunidad de microorganismos se conoce como microbiota o microbioma. La microbiota desempeña varias funciones importantes en el cuerpo humano.
Ayuda en la digestión: Las bacterias intestinales ayudan a descomponer los alimentos y extraer nutrientes que de otra manera serían difíciles de digerir. También producen ciertas vitaminas esenciales, como la vitamina K y algunas vitaminas del complejo B.
Fortalece el sistema inmunológico: La microbiota intestinal desencadena respuestas inmunológicas y ayuda a entrenar y regular nuestro sistema inmunológico. Las bacterias “buenas” compiten con los organismos patógenos y contribuyen a mantener un equilibrio saludable.
Protege contra infecciones: Al ocupar espacios y competir por recursos con microorganismos dañinos, la microbiota actúa como una barrera protectora contra infecciones. También producen sustancias antimicrobianas que inhiben el crecimiento de bacterias dañinas.
Regula el metabolismo: Se ha descubierto que la composición de la microbiota intestinal está asociada con el metabolismo y el peso corporal. Algunas bacterias pueden influir en la forma en que nuestro cuerpo procesa los alimentos y almacena la energía, lo que puede afectar el riesgo de desarrollar obesidad y enfermedades metabólicas.
Participa en la salud mental: Existe una conexión bidireccional entre el intestino y el cerebro, conocida como el eje intestino-cerebro. La microbiota intestinal puede influir en la función cerebral y el estado de ánimo, y se ha relacionado con enfermedades neuropsiquiátricas como la depresión y la ansiedad.